domingo, 16 de diciembre de 2007

Vi como el tatuaje sobre su antebrazo se hundía difuso en la piel, y los trazos parecían mostrarme el firmamento.

"Quien bebe de mí, tendrá vida eterna." recordé. Algún versículo del Nuevo Testamento.

Acerqué mi boca lentamente a esos labios profundos sin carne, y me perdí en ellos con un beso último, uno de esos besos en los que se deja todo.


· "Me sentí caer por un pozo de agua negra y gélida. El frío llegaba hasta mi corazón" --oíme decir--

· "Todo se tornaba más confuso, menos fijable" --seguí luego de eso--

· "Creí desvanecerme tras el veneno, y soñé con un tatuaje y una caída" --continué--

· "Pero el sueño era lúcido" --sorprendido exclamé--

· "Y me respondí:"

· Te oigo, me oigo.

· "Te oyes, me oigo"

. "Y así me desvanecí pausadamente en un espacio en movimiento, sin pausa"

· Y a la vez que me iba perdiendo, me iba encontrando.

· "Porque todo lo que perdí lo recuperé"

· Porque la guerra.