viernes, 22 de febrero de 2008

Cuidese usted de nunca entrar por la mañana a una tormenta.
Las tormentas suelen ser sitios poco adecuados para menores de 40, y de ahí en adelante solo se vuelve menos complicado a partir de los 60. Cuando uno entra a una tormenta, puede esperar degustar toda clase de entremeces, servidos por la servidumbre atmosférica más deleitante: rocs, aves de presa, cóndores, gorriones relampagueantes, rapaces nubes emplumadas, y toda otra criatura no-elemental al servicio del tiempo. Recomendamos encarecidamente no aventurarse a probar canapés arremolinados o champaña demi-elec. Podría terminar a varios kilómetros o partiendo un árbol alto.
Esto sucede solo por las tardes, ya que, como advertíamos, las mañanas nunca son recomendables para tocar la campana en una tormenta. A la mañana es posible que solo pise en falso un cumulo-nimbus y caiga, habiendo creido erroneamente que encontraría algo más en una tormenta que furia y naturaleza prima. Señor: las tormentas son solo eso, no sea presa de su imaginación, y pruebe estos bocadillos, que están deliciosos!