Chalkie sound es el del viento fresco que mastico matutinamente estos días. La sonrisa tonta de los edificios húmedos no me desanima. Siempre hay algún tonto, alguien para culpar. Aunque la acusación es muy pesada. Prefiero pasar las calles pensando en la inmensidad y la Fortuna que está buenísima y arrecia como tempestad lila en noche entrada en años. Trato de caminar sin prestar demasiada atención, pero el perfume de lavanda no se quita de los transeutes. Todos se ven muy acongojados. De sus miradas chorrea eau de toilette, que su ropa absorbe y regenera en magnetitas repulsivas. Mejor tener cuidado… no me gusta el sabor metálico de la negatividad (-) En fin. Corro mentalmente hacie el límite del mundo (que queda en el límite de las escaleras de mi edificio) Todo se me hace muy poco presuroso fuera de mi cabeza. Mejor me apuro.
domingo, 25 de enero de 2009