martes, 3 de julio de 2007

Asquerosa contradicción, unánime decisión del orto.

Me condenan, me lanzan a la boca del volcán furioso para saciar la sed de su dios popular y violado. ¡Qué asco!

Pero son humanos (oh perdónalos divina nadidad), y no saben que sus palabras se desvanecen más pronto que ellos.

...

¿Qu...?, ¿qué e...?, ¿ESO?, ¡¿ESO?!

¡Hijos de puta!, ¡hijos de una camionada de putas!, ¡NO PUEDEN SER TAN IMBÉCILES!

¡Se regodean en su misera presencia, en su contacto visual y sonoro!, ¡pelotudos de mierda!

Ojalá pasen por la peor de las situaciones, algo les pase [no lo peor, lo peor no], aunque eso no sea. Pero que se den cuenta, que no sean tan ciegos e imbéciles. No me importa no verlo, no quiero eso [lo quiero], pero no, ¡no importaría!, me basta con saber que les va a suceder, tarde o temprano.

[Aunque digo esto como si realmente nadie más lo estuviese pensando acaso de mi] ¡PERO NO LO PIENSAN! [No lo sé] ¡NO LO SÉ, Y POR LO TANTO NO IMPORTA! [...]

Silencio..., es lo que necesito [...]

No lo dejan de hacer..., NO LO DEJAN [no puedo pedirlo: es un encuentro, y en el silencio habitan fantasmas] Que cretinos. Quiero volarles los sesos y luego yo [tendencia suicida], no, no, es normal. La muerte es la norma [¿La vida una excepción?] ¡Una mierda! ¡Una puta condena a la razón!

"¿...qué es esto?, ¿qué es esta razón que me pone en pie de guerra con toda la creación?..."

a la identidad muerte a la identidad muerte a la identidad muerte a la identidad muerte a la identidad muerte

[muerte a la identidad muerte a la identidad muerte a la identidad muerte a la identidad muerte a la identidad]