domingo, 28 de marzo de 2010

Paso paso paso
Paso paso pensamiento paso
Paso pensamiento paso pensamiento paso
Pensamiento paso
Pensamiento pensamiento pensamiento pensamiento pensamiento
Dolor

Así como me acerco a los límites de las tinieblas que visten esta calle sin luz, así también me acecha en los límites de mi impostura la cruda consideración de que olvido, al final y eterno, vence. Vini vidi vinci, cuando nadie lo esperaba, vini vidi vinci. Marco con el fiero hierro de mi sello la noche en que el celo serio calló. Y entre nimbos misteriosos, destellos purpúreos de ángeles miles llorando, el primogénito dulce cae hacia el vacío.

Y cae.

Y cae.

Y cae.

Y cae.

El abismo ya no tiene sitio. El cuenco de mis manos ya no tiene sitio. Las lágrimas diluvian, ya la tierra ya la alfombra las recibe. Ya mi cuerpo lacerado en partes sin cuerpo tiembla de pánico, y nada pero nada de nada puedo pensar, más que una cosa sola:

Desaparición.-